Me gusta ir cerca del mar por la noche, esperar en silencio a que aparezca la luna. Estar ahí con esa ténue luz que revela lo que la noche esconde.
Después cierro los ojos, y me abro a mi parte obscura, oculta, a mi sombra, y me quedo ahí, simplemente atenta.
Es como entrar en una cueva, al principio no se ve nada, pero luego los ojos se van adaptando y las formas van apareciendo.
Saludar la luna, para mi, es reconocer mi parte obscura, mi sombra.
“La Sombra no solo es un aspecto terrible y prohibido de nuestro ser, es también una fuerza extraordinaria que puede movilizarnos hasta límites insospechados. Puede reactivar, por ejemplo, nuestra creatividad y devolverle a nuestra vida una libertad que antes no conocía. Aceptar nuestra Sombra implica reconocer la totalidad de nuestro ser, una totalidad que engloba el bien y el mal, lo racional y lo irracional, lo masculino y lo femenino, lo conciente y lo inconsciente.
Aceptarla puede librarnos del sentimiento de culpa, de la sensación de fragilidad, de la permanente sospecha respecto de nuestros sentimientos. Nos permite juntar los opuestos complementarios y, por fin, sentirnos completos, no ajenos respecto de nuestros propios sentimientos y necesidades.”
Carl Jung “La Sombra como camino hacia la Paz”
En Barcelona, el 23 de marzo, a luna sale a las 19:16, el 24 a las 20:12 y el 25 a las 21:08